Derrota 1ª
La primera vez que el capitán Alegría
estuvo cerca del riesgo fue, precisamente, el día que comienza esta historia.
Su decisión no fue la de unirse al enemigo sino rendirse, entregarse
prisionero. Un desertor es un enemigo que ha dejado de serlo; un rendido es un
enemigo derrotado, pero sigue siendo un enemigo. Alegría insistió varias veces
sobre ello cuando fue acusado de traición. Pero eso ocurrió más tarde.
En una confidencia inoportuna que días más
tarde utilizaría el fiscal militar para pedir su muerte con ignominia, Alegría
confesó a un suboficial intachable que los defensores de la República, hubieran
humillado más al ejército de Franco rindiéndose el primer día de la guerra que
resistiendo tenazmente, porque cada muerto de esa guerra, fuera del bando que
fuera, había servido sólo para glorificar al que mataba. Sin muertos, dijo, no
habría gloria, y sin gloria, sólo habría derrotados.
Aunque se unió al ejército sublevado en
julio de 1936, al principio estuvo bajo la indecisión de sus mandos, que no
veían en aquel alférez provisional las cualidades de un guerrero y que
destinaron finalmente a Intendencia, donde su rectitud y su formación serían
más útiles que en el campo de batalla. Sin embargo, sabemos por los comentarios
a sus compañeros de armas que un cansancio sumergido y el pasar de los muertos
le transformó, según sus propias palabras, en un vivo rutinario. Aun así, a
finales de 1938, fue ascendido al grado de capitán para premiar su celo.
Soy un rendido.
Es probable que el tipógrafo armado con un
fusil que desplazó el várgano de la alambrada para hacerse cargo de un capitán
del ejército sublevado nunca llegara a saber que así comenzaba otro caos que
sólo tangencialmente tenía algo que ver con esa guerra.
Alberto Méndez, Los girasoles
ciegos,
"Los niños que aprendimos a besar el pan hacemos memoria de nuestra infancia y recordamos la herencia de un hambre desconocida ya para nosotros(...)Después, alguien nos dijo que había que olvidar, que el futuro consistía en olvidar todo lo que había ocurrido. Que para construir la democracia era imprescindible mirar hacia delante, hacer como que aquí nunca había pasado nada. Y al olvidar lo malo, los españoles olvidamos también lo bueno. No parecía importante porque, de repente, éramos guapos, éramos modernos, estábamos de moda...¿Para qué recordar la guerra, el hambre, centenares de miles de muertos, tanta miseria?"
Almudena Grandes "Los besos en el pan" ,Barcelona, Tusquets Editores 2015 , pág 17
El tema de este fragmento novelesco muy actual nos da posiblemente la posibilidad que debería de tomar el ser humano de evitar guerras entre ellos mismos, ya que esto nos deja ver que aunque seamos el ser más racional del planeta nos queda mucho por aprender. ¿Hay alguna especie en la tierra que se mate como lo hacemos nosotros? ¿racionalmente dónde nos deja esto? Por qué mejor no tomar ejemplo de este relato y del propio protagonista y rendirse mientras tu enemigo se ha cebado con tu ejército, y dejar a tu enemigo como alguien cruel, sin honor y sin escrúpulos. ¿Qué mejor victoria, que esta victoria psicológica?
ResponderEliminarJoaquín Galán Varo Bloque III